Por el lado de la farmacología, los más comunes son los broncodilatadores, los antibióticos, los agentes tensoactivos y los córticoesteroides.

Para terminar, es importante destacar que el funcionamiento del aparato respiratorio va ligado al sistema circulatorio y viceversa, cualquier afección puede alterar el funcionamiento de los dos sistemas. Por esta razón el enfoque del tratamiento debe ser global y multidisciplinario tratando de apuntar a la prevención en todo caso que se pueda, evitar las recidivas y la cronicidad de los síntomas para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de la persona.