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Por una gran cantidad de factores, nuestro aparato respiratorio puede verse afectado y disminuye la posibilidad de respirar libremente. Si estos factores no son atendidos se corre el riesgo de provocar un daño mayor y permanente. Para ayudar a devolver el bienestar respiratorio surge la especialidad de la terapia respiratoria, se define a esta como el conjunto de técnicas manuales, aparatología, medicamentos y procedimientos que poseen un efecto terapéutico en el aparato respiratorio.
Las técnicas manuales que se destacan son, entre otras, la percusión; que consiste en una seguidilla de pequeños golpes con la mano ahuecada en el tórax del paciente con el fin de despegar las posibles secreciones pulmonares. Las vibraciones; que consisten en movimientos cortos donde el terapeuta pega su mano al tórax del paciente y simula una vibración de aproximadamente 10 revoluciones por segundo con el fin de movilizar las secreciones anteriormente despegadas. Generalmente se realizan en el momento de la respiración.
En apoyo a la parte manual, la aparatología es fundamental. Basada en principios físicos y fisiológicos, entre estos aparatos se destacan los respiradores mecánicos infaltables en cualquier unidad de cuidados intensivos, estos sustituyen temporalmente nuestros pulmones en una emergencia o intervención quirúrgica. También existen las máscaras de presión positiva para favorecer la expansión pulmonar, los incentivadores de respiración para aumentar el estimulo respiratorio y una lista de accesorios que va en aumento día a día.
Otras de las técnicas utilizadas son las respiraciones controladas, con las cuales se buscan efectos fisiológicos; por ejemplo una mejor oxigenación, el descenso del nivel de CO2, la ventilación de algún sector específico pulmonar o simplemente la relajación del paciente en casos de crisis nerviosa que dificultan la ventilación.
La parte medicamentosa es importante y variada como también la manera de su administración y dosificación. Entre los métodos más comunes y efectivos están los nebulizadores que posibilitan la humidificación y son el vehículo de medicamentos al interior del aparato respiratorio.
Otro dispositivo importante e ingenioso son las bombas para asmáticos, las cuales dosifican y hacen posible la rápida administración del medicamento en forma de una nube gaseosa que se asimila rápidamente al inhalar por la boca desde el aparato. Muy útil durante una crisis, por ejemplo.
Por el lado de la farmacología, los más comunes son los broncodilatadores, los antibióticos, los agentes tensoactivos y los córticoesteroides.
Para terminar, es importante
destacar que el funcionamiento del aparato respiratorio va ligado al sistema
circulatorio y viceversa, cualquier afección puede alterar el funcionamiento de
los dos sistemas. Por esta razón el enfoque del tratamiento debe ser global y
multidisciplinario tratando de apuntar a la prevención en todo caso que se
pueda, evitar las recidivas y la cronicidad de los síntomas para mejorar el
pronóstico y la calidad de vida de la persona.
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